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miércoles, 4 de abril de 2012

Resumen del Tema 9


Tiempos de confrontación en España (1902-1939)

El declive del turno dinástico (1898-1917)

El desastre de 1898 marca el principio del fin del turnismo dinástico establecido en España en el siglo XIX. Las dificultades que atraviesa España a principios del siglo XX, políticas, sociales y económicas, agotan este sistema basado en el turno en el poder del partido conservador y el liberal.

Simultáneamente surgen alternativas políticas muy críticas con el régimen establecido:

·         Republicanos: cada vez van teniendo más fuerza

·         Nacionalistas: en 1907 Solidaritat Catalana consigue un amplio triunfo electoral

·         Socialistas: El PSOE y UGT consolidan su presencia en Madrid, País Vasco y Asturias

·         Anarquistas: se funda la CNT en 1910.

Para intentar solucionar los problemas políticos y el anquilosamiento del sistema va a haber intentos reformistas como el de Canalejas: reforzamiento del poder civil y descentralización del Estado. Estas reformas no llegan a fructificar debido al asesinato de Canalejas por anarquistas en 1912, y la vuelta al poder de los conservadores.

La crisis de 1917:

El descontento social estalló en 1917. A causa de la Primera Guerra Mundial, se produce una gran carestía en el país (la mayor parte de la producción va destinada a los países en guerra), que no es acompañada por el crecimiento de los salarios. Se suceden las huelgas y disturbios en las ciudades.

Los partidos de la oposición exigen la dimisión del gobierno y convocar Cortes constituyentes. Por  otro lado los militares organizan juntas de defensa y se enfrentan al gobierno. CNT y UGT convocaron una huelga general revolucionaria para derrocar al gobierno.

Finalmente el gobierno conseguirá hacerse con la situación pero quedó en evidencia la fragilidad del sistema político español.

Crisis de la restauración y dictadura (1917-1931)

Entre 1917 y 1923 se formaron trece gobiernos diferentes. Con la anteriormente citada crisis de 1917 se dio paso a gobiernos de concentración (liberales, conservadores y nacionalistas catalanes) que no consiguieron abordar los problemas que arrastraba España desde el siglo XIX.

Simultáneamente se da una gran movilización social, los sindicatos CNT y UGT aumentan enormemente su número de afiliados.

La conflictividad social también crece mucho en este periodo así como los actos violentos y el pistolerismo en ambos bandos.

Pero es el desastre de Annual en 1921, donde el ejército de África es derrotado por los rifeños perdiéndose 12.000 vidas, el suceso que va suponer el fin definitivo del sistema. La oposición de izquierdas pidió una investigación del hecho (Expediente Picasso). La investigación apuntaba directamente al rey Alfonso XIII como responsable, con lo que un sector del ejército propició un golpe de estado.

La dictadura de Primo de Rivera:

En 1923 el general Miguel Primo de Rivera (capitán general de Cataluña) encabeza un golpe de estado con el consentimiento del rey y de los sectores conservadores de la sociedad.
Alfonso XIII y Primo de Rivera

Ser instituyó una dictadura militar que suprimió la Mancomunidad de Cataluña y ejerció una gran represión sobre amplios sectores de la izquierda y especialmente sobre los anarquistas.

La dictadura se vio beneficiada por el contexto económico mundial favorable y logró poner fin al problema marroquí con el desembarco en Alhucemas. Pero desde 1929 el entorno mundial de crisis debilitó el nuevo régimen que fue perdiendo apoyos paulatinamente.

En enero de 1930 el dictador falto de apoyos abandona el país y Alfonso XIII nombra jefe de gobierno al general Berenguer para que encauce la transición de nuevo hacia el sistema democrático.



La República

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 fueron la prueba definitiva de la pérdida de crédito de la monarquía. El triunfo en las grandes ciudades, donde el voto era verdaderamente libre fue para la fuerzas de la oposición, principalmente la coalición republicano-socialista.

El rey Alfonso XIII ante este resultado acaba por abdicar y el 14 de abril de 1931 se proclama la IIª República Española en medio del entusiasmo popular.

En este mismo momento se formó un gobierno provisional integrado por republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes que emprendió de modo inmediato las primeras reformas:

  • Amnistía para todos los presos políticos y libertad de partidos y sindicatos.
  • Leyes sociales para mejorar la situación de los obreros y jornaleros.
  • Establecimiento de la Generalidad provisional de Cataluña.

En los primeros meses se dieron muestras de anticlericalismo como la quema de conventos en respuesta a la actitud monárquica de la Iglesia y además surgieron revueltas obreras en algunas ciudades.

En junio de 1931 se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes en las que obtuvo mayoría la coalición republicano-socialista.

La primera tarea de las nuevas Cortes va a ser elaborar una nueva Constitución, en ella se establece:

  • El sufragio universal masculino y femenino
  • Aconfesionalidad del estado
  • Amplias libertades públicas y privadas
  • La posibilidad de establecer gobiernos autonómicos en algunas regiones: Galicia, Cataluña y País Vasco

El Bienio Reformista (1931-1933)

El nuevo gobierno encabezado por Manuel Azaña emprendió un ambicioso plan de reformas que pretendía dar solución a los problemas que arrastraba España, y de paso modernizar la economía y la sociedad española:

  1. La reforma militar: se emprendió la reforma del ejército con una ley de retiros para reducir el número de oficiales (se ofrece la jubilación voluntaria con un grado más) y se sometió al ejército al poder civil.
  2. Con el objeto de disminuir la influencia de la Iglesia católica se abolió la asignación del estado a la Iglesia, se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas y se disolvió la Compañía de Jesús.
  3. Se procedió a descentralizar el Estado con la aprobación del estatuto catalán en 1932, y el comienzo de la negociación del gallego y el vasco.
  4. La reforma agraria: se trató de solucionar el problema del latifundismo con expropiaciones y reparto de tierras entre los jornaleros.

Estas reformas contaron con la oposición de amplios sectores de la sociedad como el clero, el ejército y otros sectores conservadores que se agruparon en torno a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) después del golpe fallido del general Sanjurjo.  Además se funda Falange Española de corte fascista.

También se oponen a las reformas algunos sectores de la izquierda más radical que ven estos cambios escasos y exigen del gobierno un mayor compromiso con la clase obrera. En 1932 se producirán levantamientos en el campo protagonizado por la FAI (anarquistas) que será duramente reprimido (sucesos de Casas Viejas) y provocará la caída del gobierno.

El Bienio Conservador y el Frente Popular (1933-1936)

Cartel de la CEDA
La coalición de derechas CEDA gana las elecciones de 1933, el presidente Alcalá Zamora encarga la formación de un nuevo gobierno al centrista Lerroux del Partido Radical.

Esto da paso a un periodo conservador en el que se trata de paralizar las reformas emprendidas por el gobierno anterior y se concedió la amnistía a los que habían participado en el golpe de estado de Sanjurjo. Esto provocó la radicalización de los partidos de izquierda.

En 1934 tuvo lugar una remodelación del gobierno dando entrada a varios ministros de la CEDA. Esto encendió la chispa en todo el país desencadenándose revueltas que fueron de mayor gravedad en Asturias (un verdadero anticipo de la guerra civil) y en Cataluña.

Finalmente las diferencias entre los partidos que formaban el gobierno y el escándalo del estraperlo propiciaron la caída del gobierno y la convocatoria de unas nuevas elecciones en 1936.

En esta ocasión la izquierda se presentó unida en un Frente Popular y venció en las elecciones. Manuel Azaña se convierte en presidente de la República y Santiago Casares Quiroga en jefe de gobierno. La coalición de izquierdas reanudó las reformas, reinstauró el estatuto de autonomía y concedió la amnistía a todos los presos políticos.

Llegado este punto la brecha entre derechas e izquierdas se había hecho insalvable. Ambas partes contaban con un amplio apoyo de distintos sectores de la sociedad, y no estaban dispuestas a permitir el gobierno de la otra parte. Además todos contaban con juventudes y milicias armadas con los que intentar hacerse el control en las calles.

La Guerra Civil (1936-1939)

Entre el 17  y el 18 de julio de 1936 se produce el levantamiento del ejército en Marruecos y en la Península. El golpe está encabezado por un sector importante del ejército (Franco, Mola, Queipo de Llano…) y los sectores tradicionalistas y falangistas.
Cartel de la CNT

Se hicieron con el control de algunas capitales de provincia y se hicieron fuertes en Marruecos, Canarias, Pamplona,  Sevilla, Castilla León y parte de Aragón.

El gobierno procedió a entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos de izquierdas para frenar el golpe. Además parte del ejército y de las fuerzas de seguridad se mantuvieron fieles a la legalidad republicana.

De esta forma España quedó dividida en dos zonas que se enfrentarán en una larga Guerra Civil.

La internacionalización del conflicto:

Pese a los intentos de Francia e Inglaterra que organizaron un comité de no intervención con el fin de que la guerra no se extendiera a Europa, se va a producir la intervención extranjera en el conflicto.

Alemania e Italia van a apoyar al ejército de Franco con soldados y material de guerra, además contarán con el apoyo de empresas y  capital americano e inglés.

Por otro lado la república contará con miles de voluntarios de izquierdas de todo el mundo organizados en las Brigadas Internacionales y con el apoyo de la URSS.





Las dos zonas enfrentadas

La zona republicana:

En esta zona se da de forma simultánea una revolución social. Se organizan Comités, órganos de poder popular que controlan el esfuerzo bélico y la vida civil en la retaguardia.

Los Comités de obreros colectivizaron las fábricas y confiscaron las tierras de los latifundistas para repartirlas entre los jornaleros.

También se desató con gran fuerza el anticlericalismo: los sacerdotes fueron perseguidos y se prohibieron las manifestaciones religiosas. Se persiguió cualquier símbolo aristócrata, burgués o religioso suponiendo la cárcel o la muerte en algunos casos.

En septiembre de 1936 se formó un nuevo gobierno encabezado por el socialista Largo Caballero  que intentó controlar esta revolución, manteniendo la legalidad constitucional. Asimismo en un esfuerzo para gana la guerra fusionó las milicias para organizar un Ejército Popular.

No obstante, los fracasos militares de la República propiciaron la división dentro de las fuerzas republicanas. Republicanos, comunistas y parte de los socialistas defendían la necesidad de congelar el proceso revolucionario para dar prioridad al esfuerzo bélico. Anarquistas y trotskistas se opusieron a algunas medidas del gobierno y en mayo de 1937 se llegó al enfrentamiento armado en Barcelona.

El resultado fue un nuevo gobierno dirigido por Juan Negrín con una fuerte influencia comunista. El gobierno se impuso sobre los comités y dedicó sus mayores esfuerzos a ganar la guerra.

La zona sublevada:

A diferencia de la zona republicana la zona sublevada se caracterizó por su unidad en torno a la figura de Franco.

Franco se convierte en octubre de 1936 en comandante supremo y jefe de gobierno con plenos poderes. Unifica los partidos de derechas en un partido único (FET y de las JONS).
El nuevo Estado se basa en la represión sistemática del adversario, el catolicismo a ultranza, el rechazo a todas las reformas republicanas, el centralismo y el desprecio al liberalismo y la democracia

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